Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar

La historia se adentra en la secta que conformó el taita Orlando Gaitán, detrás de cuyos rituales de yagé y limpieza espiritual los autores descubren una turbia trama de abusos sexuales con las mujeres jóvenes y de corrupción del supuesto sanador. La narradora da paso a los testimonios de múltiples víctimas que cuentan los detalles más dicientes de esa relación de dependencia con el líder de la comunidad carare. El relato de ritmo sostenido, clímax narrativos y efectos de sonido que crean atmósferas envolventes es de la mejor factura técnica.

Con variedad de recursos gráficos que permiten visualizar datos e imágenes de archivo que dinamizan la narración, la historia se enfoca en la primera víctima por aspersión de glifosato en Colombia reconocida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La estructura cronológica alterna los hitos de la fumigación desde comienzos de los años ochenta hasta hoy —retomada por el Gobierno de Iván Duque— con los testimonios de los familiares de Yaneth Valderrama, expertos y abogados, manteniendo la atención del espectador por lo impactante de la denuncia.

Con respeto por la dignidad de las víctimas y sin convertir el drama en espectáculo, Dora Montero logra explicar de manera sencilla, rigurosa y fluida un fenómeno complejo que afecta al pueblo indígena Nasa del norte del Cauca. Poco después del asesinato de líderes locales, la periodista recorre el territorio, investiga con múltiples fuentes, acompaña a las víctimas y entrevista a reconocidos líderes para visibilizar las consecuencias de los cultivos ilícitos en esta comunidad.

El impecable trabajo de reportería con pluralidad de fuentes se vuelca en una estructura narrativa coherente, plena de atmósferas, escenas y diálogos, con una prosa que en su precisión y vigor encierra verdad. El seguimiento de la historia —y la última entrega de tono esperanzador para las víctimas— muestra la capacidad del autor de meterse en las botas del otro. Se destaca el impacto noticioso que tuvo esta pieza y el grado de dificultad en la reportería, especialmente en la primera parte de reconstrucción del asesinato extrajudicial del desmovilizado de las Farc.

Una de las actividades económicas más condenables del país es el llamado préstamo del “gota a gota” o “pagadiario”. Y es condenable porque esta lucrativa y violenta actividad criminal atenta contra los sectores más pobres y necesitados de la población. En una larga y completa investigación periodística, Hugo Mario Cárdenas comprobó cómo redes delincuenciales colombianas han ido exportando este método de usura a 16 países, dejando a su paso un rastro de sangre y violencia desde México hasta Chile.